jueves, 16 de octubre de 2014

LA INMENSIDAD DEL ANCHO MAR

La inmensidad del ancho mar. Es el campo ilimitado de posibilidades en la navegación. El corazón y la mente determinan el tiempo, las distancias y lugares del recorrido. Ellos marcan los límites al viaje del navegante. La libertad, como capacidad para decidir, elige las opciones que le ofrece el corazón y la mente: los deseos y la imaginación. El proyecto de existir es posibilidad infinita de acceso a lugares nunca imaginados, de encontrarse en circunstancias que no fueron planeadas en el corazón, sin dejar a la deriva el mando del velero. La inmensidad del ancho mar es igual para todo navegante, sin embargo, el punto de partida depende de las circunstancias en que se inicia el viaje. Aquí se abre el abanico de posibilidades, aunque no se garantiza el éxito del recorrido, ni asegura el arribo a puerto seguro. Muchos navíos bien dotados han fracasado en el intento de realizar un viaje exitoso. Todo depende del corazón y la mente. El deseo firme y constante hace posible una dura travesía, aunque no se cuente con el mejor de los navíos. Cuando el corazón enciende de pasión por cumplir un sueño, el ancho mar de posibilidades se alinea para que eso ocurra. Aunque mil tormentas de gigantes olas arremetan contra el velero, la fortaleza del corazón impide su naufragio. Todo es cuestión de pasión. El deseo activa la mente que mantiene viva su memoria y abre el camino a la realización de los sueños. Cuando un deseo tiene la memoria frágil, pronto se debilita hasta morir. La relación entre el corazón y la mente permite la realización de los sueños. El uno aporta el deseo y la otra la memoria. El olvido es enemigo de los sueños. Muchos navegantes olvidan a la luz del día sus grandes sueños revelados en el silencio de la noche. Toda mente es brillante, pero la amistad que se cultive con el corazón, marca la diferencia. Un sueño tiene suficiente fuerza para mover un navío y aventurarse en el ancho mar de posibilidades buscando un puerto seguro, después de disfrutar del recorrido. Las posibilidades están frente al velero, es necesario emprender el viaje para descubrirlas y disfrutar lo que ellas representan. Iniciar la travesía de ancho mar sin pertrechos, es un acto irresponsable que termina en el naufragio. Calcularlo todo sin dejar espacio a lo imprevisto, es vaciar el viaje de sorpresas fascinantes. Emprender un viaje sin el mínimo presupuesto, es arriesgarse a todo peligro. En ambos casos el temor es el principal freno del viaje. Es preciso manejar la seguridad de las capacidades adquiridas y mantener la mente abierta a la sabiduría del recorrido. Cuando el aprendizaje es constante, se explotan más las posibilidades. Hay que prestar mayor atención al desarrollo de capacidades como estrategia para construir oportunidades. Las posibilidades son infinitas. Todo depende del corazón y la mente. Cuando se focaliza un objetivo, con la intensión bien definida y el camino cierto, ningún obstáculo impide llegar a él. Las posibilidades simplemente existen, depende del navegante para que ellas sucedan. Remar mar adentro es una experiencia personal, no se puede delegar esta responsabilidad a extraños. El capitán del velero es responsable de la carga y la seguridad de la tripulación que haya invitado a su viaje. No hay tiempo para juzgar al fabricante del velero o al lugar donde empieza el viaje. Todo velero está capacitado para navegar. La carga, la tripulación, los pertrechos y el mapa de navegación fueron elegidos por el capitán. Las circunstancias ambientales pueden condicionar el viaje pero la decisión solo depende del capitán; él debe saber cómo moverse para evitar un naufragio temprano o llegar donde hasta ahora nadie lo ha logrado. Las posibilidades están al frente y la decisión hace que ellas sucedan. Muchas veces es necesario esperar, pero nunca desistir en un buen viaje. Cuando se espera responsablemente, cada día que pasa es garantía de alcanzar la meta. El mar de posibilidades siempre estuvo presente ¿Qué sendero tomó con su velero?

BOGA MAR ADENTRO

Boga mar adentro. Subiendo a una de las barcas, que era de Simón, le rogó que se alejara un poco de tierra… 4Cuando acabó de hablar, dijo a Simón: “Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar”. (Lucas 5,3-4) Es necesario apartarse de la orilla para tomar el sendero de la interioridad. Un viaje que lleva al punto de partida donde empieza la aventura de existir. Ahí se encuentra el cofre que guarda cuidadosamente el mapa del tesoro que todo ser humano debe descubrir para alcanzar felicidad. En la interioridad se descifra la ruta que conduce a la fortuna del Eterno. Es la posibilidad de conocer la misión personal cuando es llamada a la existencia. Ahí duerme silencioso el don que activa mil oportunidades en el camino del éxito y el bienestar soñados. Es un viaje que empieza cada día en el silencio de la respiración que apacigua las turbulencias interiores y el alocado galope de la mente por los parajes del recuerdo y la imaginación, contagiados de angustia y ansiedad. Es un asunto vital, una cuestión de prioridad, so pena de naufragar en el fragor de la tormenta en una vida ruidosa y acelerada. Es cuestión de disciplina, de tiempo y dedicación. No es necesario estar perdido para buscar el camino, pero es ineludible examinar el recorrido y descifrar los mensajes recibidos paso a paso para aprender la sabiduría de la incertidumbre que conduce al sendero de la felicidad. Remar Mar adentro es la invitación del Maestro, desprenderse de la orilla que ofrece seguridad; urge profundizar en el diario acontecer de la existencia para identificar el sentido que se está forjando. La vida de todo ser humano se asemeja a la de un Velero en alta mar, aunque de asuntos de mar no tenga la más mínima información. Desde un elemental dato sobre el velero se inicia este apasionante viaje que muestra la ruta de la vida que simplemente acontece. Ser navegante en el mar de posibilidades, recorriendo la seleccionada ruta y llevar hasta buen puerto las cargas adquiridas, es tarea inevitable del que se aventura a recorrer la existencia. No se trata simplemente de llegar, a costa de perder la posibilidad de disfrutar el viaje, o entender cada detalle de la navegación haciendo agradable el recorrido. Cada día se renueva la oportunidad de retomar el rumbo cierto navegando bajo la dirección de decisiones y circunstancias cambiantes en los tiempos. Y aunque las velas estén caídas porque aún sopla recio el viento en contra, que nunca muera la esperanza preparando el momento de levar anclas a la hora de emprender de nuevo el viaje. Porque las velas caídas impiden que el velero avance, pero no detienen el viaje del corazón que se anticipa a la señal de mando. Aprender a detenerse en puerto seguro, es sabiduría de la navegación, en alta mar muy pronto acudirá el afán de llegar al puerto; en las tormentas no hay nada más seguro que permanecer en él. Es la mejor decisión, es un asunto de sensatez. Se dice que después de la tormenta llega la calma. Es necesario estar listos para emprender el viaje. Las velas rotas se habrán zurcido y las grietas, parchado; los marineros descansados, y la carta de navegación memorizada. Hay muchos puertos para dejar en ellos el amor: para esperar, descansar, celebrar, reparar, abastecer y hasta para perder el tiempo. Hay un final para todo buen navío: las profundidades del inmensurable mar. Después de recorrer mil rutas, de sortear las recias tempestades y soportar la espera de vientos favorables, en los silentes puertos germinará como memoria las pisadas que se dejaron en el corazón. Y en las profundas aguas reposará un recuerdo que cruzará la historia de ancho mar, hasta que la misma fuerza del tiempo se encargue de borrar.

LA INTERIORIDAD

En la interioridad se encuentra el cofre que guarda cuidadosamente el mapa del tesoro que todo ser humano debe descubrir para ser feliz. La sabiduría de lo sencillo revela el conocimiento cuando su verdad atraviesa las murallas de la razón desnudando la grandeza de su simplicidad.

CONTENIDO

CONTENIDO 1. Introducción. 2. Boga mar adentro. 3. La inmensidad del ancho mar. Taller: Muévase en el ancho mundo de las posibilidades 4. El viento. Taller: Aprenda a manejar las circunstancias a su favor. 5. Las velas. Taller: Desarrolle capacidades. 6. La brújula Taller: Siga los medios de orientación. 7. La carga Taller: Asuma sus propias responsabilidades. 8. El timón Taller: Tome decisiones acertadas. 9. El ancla Taller: Deténgase y evalúe el desempeño personal. 10. El Puerto Taller: Alcance las metas proyectadas. 11. El Capitán Taller: Crezca en autonomía. Ningún destino existe lejos de la imaginación y del deseo de sus navegantes. Dios hace posible lo que nace en la mente y el corazón de sus hijos, siempre que ellos crean que pueden alcanzarlo.

EL VELERO

Este blog está diseñado para ayudar a las personas a alcanzar sus metas personales. Se trata de una serie de reflexiones que iré entregando de acuerdo al interés de los lectores. Todo nace de la publicación de mi libro EL VELERO. Se trata de una analogía entre el ser humano y un velero. ¿Cómo nos parecemos a un velero? De la observación atenta a cada parte invlucrada en el Velero, podremos sacar nuestra propia enseñanza para la vida. Cada parte del Velero tiene como complemento el desarrollo de un taller. Sus observaciones seguirán alimentando mi interés por entregarles más y más, hasta llegar a la meta. Buen viaje. Jesús Arturo Figueroa Quiroga.